Es difícil imaginarse, afortunadamente, al gobernador de Jujuy, o al de Mendoza o Corrientes, decirle al presidente de la Nación, lo que gobernadores opositores le dicen al presidente de Estados Unidos, o al presidente de Brasil.
Realmente en medio de la pandemia del Covid- 19, todos los argentinos tiramos para el mismo lado, primeramente apoyando la cuarentena que, luego de 80 días, como es lógico empieza a resquebrajarse. Eso no significa una subordinación de ideas, pensamientos y propuestas.
En este contexto es cuando más hay que escuchar a las minorías y a la oposición, sobre todo porque el funcionamiento de la Justicia es limitado y el Congreso Nacional funciona de manera remota.
Una carta con la firma de 300 intelectuales, encendió el debate sobre la extensión de la cuarentena y sus efectos y defectos, una de las palabras que más molestó al gobierno y a sus defensores es “infectadura”.
Hay que aclarar que el rol de los intelectuales, en este y en todos los tiempos, es cuestionar al poder de turno, y desde ahí generar el debate que contribuye, sin dudas, al fortalecimiento de la Democracia.
Como antes Carta Abierta (apoyando las políticas cuando gobernaba Cristina Fernández) y luego criticando al gobierno de Mauricio Macri.
Sí tenemos que prestar atención a crímenes y abusos de autoridad que se cometen en el tranquilo silencio, en la calma que proporciona este aislamiento, ahí sí debemos alzar la voz para que se investigue, se enjuicie y se castigue a los culpables del crimen de Luis Espinoza, el trabajador rural (padre de seis hijos) en Tucumán a manos de la policía de esa provincia. O el allanamiento en Fontana, en nuestra provincia, a una familia de la comunidad Qom, de manera violenta y salvaje.
Realmente innecesarios y fuera de lugar los comentarios de los gobernadores de las provincias de La Pampa (Sergio Zilotto) y de San Luis (Alberto Rodriguez Saá), refiriéndose a los porteños de manera despectiva y mezclando temas económicos y productivos con rasgos discriminatorios, al menos en estos momentos preocupantes, mantener la cordura, el equilibrio y la educación, es fundamental para que los que gobiernan sean creíbles y transmitan calma.
“La Democracia necesita apuestas superadoras, que le den al país una alternativa dentro del marco de amplitud indispensable para arribar a los consensos básicos, siempre, por supuesto, buscando afirmar los valores de la libertad, que asegure y afirmen los principios republicanos”.
Raúl Ricardo Alfonsín.