La problemática de los residuos sólidos urbanos, y los severos desmontes que está sufriendo nuestra provincia, comenzaron a afectarnos estos últimos años, generando otra enorme complicación, que es la inundación.
En esta época comienza la temporada de lluvia y quienes trabajamos por una provincia mejor, debemos alertar esta situación y sus consecuencias.
Al eliminar la cobertura boscosa, el suelo no retiene el agua. Lo que antes se absorbía, se escurre y genera los problemas que estamos teniendo.
Los basurales a cielo abierto, y la falta de políticas para afrontar el inconveniente generan que los residuos sólidos tapen desagües, alcantarillas, cunetas y eso estanca el agua, sumando otros inconvenientes como los del dengue, zika y chikungunya.
A comienzos de este año se registraron inundaciones en el centro de nuestra provincia donde los más afectados fueron los municipios de Sáenz Peña, Quitilipi, Avia Terai, y Napenay. En cuanto al año 2017 hubo inundaciones en todo el sudoeste, y los diez municipios de esa zona fueron ayudados por el estado nacional para afrontar las emergencias, ayudando a damnificados.
Los expertos señalaron que este fenómeno se está dando en el Chaco en los últimos años, y es alterante, por todo lo que implica el cambio climático y la deforestación del impenetrable. Este 2018, en el mes de enero, a raíz de la falta de lluvias en una importante franja del centro chaqueño, nuestra provincia pasó de una situación de estrés hídrico, a estar inundada en tan solo horas.
Es verdad que ante la naturaleza el hombre no puede hacer mucho, salvo construir obras de desagües y realizar los correspondientes mantenimientos,que muchas veces no se ejecutan, ya sea porque los municipios no cuentan con las maquinarias necesarias, o porque no realizan un estudio de la región para lograr llevar el agua, de la manera más rápida posible a un lugar que no afecte a los ciudadanos.