Así como desde la ley 1.420 nada fue igual para la educación primaria, la Reforma Universitaria cambió para siempre las posibilidades de la clase obrera, haciendo que sus hijos puedan estudiar en la universidad pública de manera gratuita, hasta ese momento reservado para una pequeña elite.
El presidente Hipólito Yrigoyen apoyó el reclamo de los estudiantes y aseguró el nuevo orden de organización institucional de las universidades nacionales. Algunos de esos reclamos que se convirtieron en derechos consagrados son: asistencia libre, docencia libre, periodicidad de las cátedras, publicidad de los actos universitarios, extensión universitaria, asistencia social de los estudiantes, sistema diferencial de universidades.
La Reforma sufrió varias embates a lo largo de estos cien años: en la década de 30, en el año 1966, en 1976, y el último intento fuerte por tratar de arancelar a la universidad pública fue en el año 1995, durante la presidencia de Menem.
Los que nos consideramos hijos de esa histórica Reforma, porque proviniendo de familias de trabajadores tuvimos la oportunidad de formarnos y recibirnos al amparo de la libertad y gratuidad de las universidades, tenemos el deber moral de cuidar y defender estas conquistas logradas hace cien años, con el convencimiento que la movilidad social ascendente más estable y equitativa que se puede conseguir, es la que nos proporciona la educación, en este caso, a través de la Universidad Pública.
» El acceso ciudadano a la vida nacional, traído por el Radicalismo, como el acceso del estudiante a la vida de las Universidades, traído por la Reforma Universitaria, son dos índices de un mismo fenómeno, dos formas de un mismo proceso de alumbramiento civil de la conciencia nacional, de una misma lucha por la integración orgánica de la nacionalidad. El vasallaje social impuesto por las oligarquías políticas dueñas del poder y de la riqueza, habían consumido nuestro aliento vital, del mismo modo que en el orden educativo, el régimen de tutela mental que ejercieron, sofocaba el porvenir argentino, en los retoños del espíritu naciente » ( Gabriel Del Mazo, Reforma Universitaria y Cultura Nacional. Editorial Raigal, Buenos Aires, 1955 ).
