Nuestra provincia está soportando las inundaciones, y con ellas, todo el sufrimiento que esto trae.
Los extremos bien definidos ( como siempre ), por un lado, prácticamente, el apocalipsis y por el otro, pareciera como que habría que agradecer que nos hemos inundado.
La polémica de esta semana que pasó, fue la no aprobación del crédito en la Cámara de Diputados, que quería el gobernador, uno más que se sumaría a los tres anteriores ( $ 23.000 millones de pesos ).
La provincia sigue paralizada en cuestiones esenciales, las clases, todavía, no han comenzado ( ya van más de 60 días de paro ); la administración pública de paro eterno. Un retroceso importante democrático – institucional al haber suspendido las PASO ( Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias ); el desastre que han hecho con nuestra empresa S.E.CH.E.E.P, cuyas consecuencias no sabemos cuantos años tendremos que aguantar.
Con todo esto, pareciera que no hay ningún lugar, un mínimo, para el optimismo. El CHACO, a lo largo de su historia, se ha levantado, la fuerza y constancia de la gente para volver a intentar, a sembrar, a trabajar, a estudiar, hace que la rueda siempre gire, a pesar de los gobiernos de turno, como salimos de muchas, vamos a salir de esta, de una sola manera, haciendo. El dolor de los que han perdido todo, es la motivación para tratar de ayudar, colaborar, cada uno desde nuestro lugar, para encauzar el futuro, eso que el agua amenaza con llevarnos.