Desde que tenemos uso de razón, sabemos que vamos a morir, debería ser una de las premisas a tener en cuenta a lo largo de nuestra existencia. Lo que digo no es ninguna frase metafísica, ni de autoayuda. Simplemente algo que pretende contribuir al tan necesario, y a su vez tan alejado, sentido común.
La necesaria, concreta y apoyada medida, de aislamiento social o cuarentena, tomada el 20 de marzo, se va desgajando y fundiendo. Luego de dos meses de la misma, no han presentado, por parte del Gobierno Nacional mediante las áreas pertinentes, ningún plan económico a mediano y largo plazo que tenga al menos un esbozo de cómo saldremos de esta profunda recesión, que según dicen los que saben, será la peor de la historia de nuestro país.
Si algo hemos entendido es que no es salud o economía, van de la mano, y es salud y economía, porque si no, lo que no mata el Covid- 19, terminará haciéndolo la profunda crisis (ya se habla del crecimiento de la pobreza, acentuada aún más en niños y jóvenes, que rondaría el 60 % de los mismos).
Con el único plan concreto, y en el que coincidimos, de arreglar con los tenedores de bonos privados, no se ve nada más en el horizonte de las ideas y propuestas que hacen girar la rueda de actividades, producción y servicios moviendo los hilos de las finanzas de nuestro país. A lo mejor el Gobierno Nacional al no tener plan, muestre luego que las decisiones coyunturales o inmediatas que va tomando, era el plan. Hay que decirlo, no deja de ser peligroso.
Para lo que sí hay un plan, o al menos ya han empezado a meterle mano, es con la Justicia. No es coincidencia que el Secretario de Derechos Humanos de la Nación haya insistido con las prisiones domiciliarias de Ricardo Jaime y Martín Báez, cosa que, finalmente, no pudieron lograr. Otra medida, sin dudas coordinada y aceitada, es la retirada, por parte de la Oficina Anticorrupción para continuar siendo acusadora en las causas hoteleras que se le investiga a la familia Kirchner.
Que Amado Boudou (Ex Ministro de Economía y Ex Vicepresidente de la Nación) goce del beneficio de la prisión domiciliaria con el único argumento de ser sostén de familia, es, cuanto menos, muy llamativo.
El presidente Fernández, abogado y docente universitario, sabe del descreimiento que la sociedad tiene con la justicia (solamente un 7% de la población confía en ella).
Esperemos que el plan que tenga no sea solamente, como estos primeros malos indicios lo han demostrado, una mera pantalla para lograr la impunidad de la Vicepresidenta (como le gusta que la llamen). A lo largo de la historia, las crisis han generado oportunidades, hay miles de ejemplos exitosos. Ojalá que en nuestro país tan particular, trabajemos, alertemos, critiquemos, aportemos, para que las oportunidades sean para el crecimiento de la sociedad y no para sembrar impunidad y asegurarse la misma, de los que dicen que defienden a los más desprotegidos.