PARTICIPACIÓN

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La crisis de los partidos políticos, que se viene dando desde hace bastante tiempo, hace que los que somos dirigentes de partidos tradicionales, debemos replantearnos los modos de organización de los mismos, cada vez más la gente vota por candidatos y no por partidos, esa decadencia tiene muchos factores diferentes, pero, entre otros, es la falta de capacidad para ofrecer, en el contexto actual, herramientas útiles de participación, análisis y propuestas. La explicación de la historia, principales referentes, plataforma y principios ideológicos, no se hace de la manera que a la sociedad le pueda interesar. En democracia, que a las personas no les interese la política, es el negocio de unos pocos. Los ejemplos de políticos reconocidos con serios problemas con la justicia por casos de corrupción, tampoco ayudan a que la actividad sea bien vista y que, verdaderamente, permita ser la herramienta transformadora.

La frase de que sin partidos políticos fuertes las democracias están en peligro, es al menos por lo que se observa, desactualizada, más allá de las diferentes crisis que hay en la mayoría de los países de Sudamérica, es poco probable que se cambie este sistema de gobierno, que a pesar de las muchas imperfecciones y dudas que ofrece, sigue siendo el mejor que existe.

El trabajo que hay que hacer no es poco, ni fácil, pero debemos intentar dar lugar a la participación, creando las condiciones para que esto suceda, las redes sociales son una alternativa valiosa, pero tampoco se puede dejar de lado la tarea de extensión que hay que realizar en las escuelas, medios de comunicación y visitas amplias en los diferentes barrios. Las actividades deben ser sostenidas en el tiempo, solemos ver grupos, de diferentes partidos, que trabajan intensamente durante una campaña electoral, pasada la misma, sea el resultado que sea, no se los vuelve a ver hasta la próxima elección. La política entendida como tiene que ser, como vocación de servicio, hay que practicarla todos los días, pensando y actuando en consecuencia. Hay muchos malos y condenables ejemplos, pero también los hay de los muy buenos, que no salen en los medios, que cada día aportan para sostener un partido político con militancia y compromiso, no esperando nada a cambio, pero sabiendo sí, que ese aporte, aunque sea pequeño, es parte de la herramienta transformadora de las sociedades.

Involucrarse es una decisión que nos va a acompañar toda la vida, se pueden ganar o perder elecciones, lo que no hay que hacer es pensar que por el resultado de una elección se define de manera terminante el futuro.

La democracia está en constante estado de ebullición y no está, solamente, en las elecciones o en los partidos políticos, está en todas partes manifestándose, queriendo salir a hacerse escuchar, está en nosotros encontrar los canales correctos para garantizar la participación de la sociedad.

» El esfuerzo por crear bases estables para la convivencia democrática, debe pasar necesariamente por una reforma cultural que remueva el cúmulo de deformaciones asentadas en la mentalidad colectiva como herencia de un pasado signado por la disgregación «. Raúl Alfonsín.

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